Se nos olvida… aprender a aprender

En este post simplemente recojo varias ideas, quizás inconexas que con mayor o menor éxito veo relacionadas. Todas ellas y sus referencias me llevan a pensar que nacemos teniendo un superpoder: la capacidad de aprendizaje, pero lamentablemente cuando crecemos lo perdemos. No sabemos aprender, se nos olvida como individuos y cómo sociedad. En cuanto perdemos la curiosidad y la capacidad de sorprendernos, cuando nos volvemos serios parece que dejamos de aprender.

Ocurre que desde pequeños nacemos aprendiendo. Llámalo instinto, llámalo naturaleza. Quizás de eso se trate al fin y al cabo. Lo primero que hacemos es aprender a respirar, duele. Dicen que la primera bocanada de aire arde en los pulmones, sin embargo tomamos la segunda, y la tercera…

Esta en nuestra naturaleza y nadie nos lo explica. Por otro lado, en palabras de Eduardo Galeano, y con ritmo de René, el primer gesto del recién nacido es el aleteo en busca del abrazo. Nos necesitamos.

Nos hemos complicado. La naturaleza no es sencilla desde luego. Recordemos que no somos más inteligentes que nuestros antepasados que habitaban Atapuerca. Creo que llegados a este punto merece la pena escuchar y leer a Juan Luís Arsuaga, por ejemplo este artículo sobre el futuro del ser humano como especie.

Nuestro éxito evolutivo, está en nuestra naturaleza social, la emoción y el aprendizaje. Pero ¿en qué momento se nos ha olvidado nuestra madre? ¿En qué momento nos desconectamos del sistema del que formamos parte? No somos más que otro animal, sin duda el animal más feroz de la Tierra.

Solemos hablar de autores, de libros, de grandes expertos y eruditos. De todos ellos debemos aprender. Pero hemos perdido memoria. No recordamos lo más básico y sencillo, nuestra razón de ser y de lo que formamos parte.

Te recomiendo escuchar desde el minuto 11:30 hasta el 18 aprox. Los verdaderos maestros y el sentido de la separación entre la cultura y la naturaleza.

En palabras de Araujo, el conocimiento se lo debemos a los árboles. Todo lo que hemos estudiado, todo lo que se ha escrito esta en los libros. Estos son de papel. Se lo debemos a los bosques (en serio dedica unos minutos al anterior vídeo, merece la pena). Esta reflexión parece sencilla en forma, pero profunda en fondo. Al igual que la apreciación de uno de los pedagogos más importantes de España:

«A la contemplación de un árbol podría dedicarse la vida entera.»

Francisco Giner de los Ríos

Llegar a entender esto nos da la sabiduría de saber vivir.

Veamos ahora a un maestro, experto en el pasado, en nuestro origen como especie. Nos invita a volver la mirada a la actitud de la Ilustración como época optimista. Nos invita a utilizar la razón y el conocimiento para transformar el mundo. Ocurre que en nuestra sociedad digital tenemos una gran oportunidad para ello.

Precisamente, Arsuaga nos invita a olvidarnos del pasado y esforzarnos por ser contemporáneos. Aprovechar para vivir nuestro momento. Hay que aprender.Hay que admirar.Hay que tener apetito.

Sí con tan sólo un año de vida somos capaces de aprender solos algo tan complejo como es un idioma… ¿Por qué necesitamos profesores? ¿Por qué íbamos a aprender de una clase magistral unidireccional en la que no podemos confundirnos, no podemos probar? Hemos dejado de usar las manos… y estas son la punta de la creatividad, el impulsor del cambio.

Henry Giroux, pedagogo estadounidense, lidera una lucha para reformar el sistema educativo haciendo que el pensamiento crítico sea transversal y protagonista. No nos han dejado cuestionarlo todo y pensar por nosotros mismos, no nos han enseñado a ello. Lo han apartado de las escuelas. Y ocurre que sin conciencia crítica sólo somos monos inteligentes.

Vale… un momento. Estoy atravesando por varias ideas y pensamientos románticos, orgánicos y de repente lancé que en la época digital en la que vivimos hay una gran oportunidad y cabe la esperanza de ser optimistas. ¿Cómo puede ser? Seguro que estás pensando que como sociedad estamos peor que hace 20 años, que nuestra ética está en decadencia, que precisamente tenemos más conciencia ambiental y mayor conocimiento, pero por el contrario es cuando más daño estamos haciendo al planeta. Internet ha cambiado a la sociedad y no parece precisamente que para mejor… ¿o sí?

Precisamente, no es internet el problema, ni el uso que le damos. El avance tecnológico es imparable y es parte de la solución. Pero lamentablemente, el sistema educativo está diseñado para la sociedad del siglo XX, y tengo una mala noticia: estamos en el XXI.

Puede que este anacronismo sea una trampa y tenga mucha culpa de nuestra sensación de decadencia que nos lleva muchas veces a la impotencia.

Para ilustrar esto, me parece idóneo ver el vídeo reportaje de Why Maps sobre la conciencia que tenemos sobre la robotización y digitalización frente al problema del empleo y la economía. La reflexión no me puede parecer más acertada en cuanto a que pone de relieve que necesitamos un cambio de modelo educativo que nos enseñe a aprender y adaptarnos. Que nos deje de formar para un modelo producto de la tercera revolución industrial cuando ya se ha dado la cuarta. Lo necesitamos y es urgente.

Seamos optimistas, aunque nadie nos va a poner fácil el aprendizaje y menos adaptar el sistema a cada persona, tú sigues teniendo el poder. Nadie te impide recuperar ese niño o niña que tenías dentro que fue capaz de aprender un idioma por si mismo. La clave está en aprender a aprender. El mayor regalo que te puedes hacer es dedicarte tiempo todos los días para aprender algo nuevo.

APRENDER A APRENDER

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